El pabellón como nodo

Es para destacar la ubicación del museo y del nuevo pabellón en el límite entre infraestructuras urbanas y áreas centrales con diferentes niveles de consolidación como son: el frente urbano de la Av. Del Libertador y su conexión con el corredor de museos, el parque thays,  las playas ferroviarias y la estación de Retiro, y del otro lado la gran extensión de la villa 31, la más antigua y una de las más grandes de la ciudad. Esta localización excepcional dentro de la ciudad moviliza a pensar el nuevo pabellón desde sus capacidades de vinculación y no solamente como un hito urbano en sí mismo.

De esta manera la cubierta transitable se presenta como una forma de exteriorizar las enormes capacidades de la arquitectura al volver continuo, materialmente y a través de los recorridos, el nivel de circulación peatonal desde la calle con la altura que permite la visibilización del entorno desde un punto privilegiado. Desde la calle hacia la cubierta o desde el primer piso a través de la accesibilidad del nuevo núcleo vertical del edificio existente, se accede a un solado elevado que funciona como un mapa de relaciones cromáticas del entorno; devolviendo al presente la experiencia aérea del Italpark con su mecánica lúdica de ascensiones y descensos. El pabellón como infraestructura para alojar los diferentes usos y actividades que desarrolla el museo pero también como un artefacto óptico, una arquitectura para mirar y a la vez desde donde observar. Una pequeña montaña plataforma desde donde vincular también visualmente las problemáticas de la ciudad con las potencialidades de la arquitectura.